1974-75: Lamurrúss había pasado el invierno en Bagdad, y casi ya verano, tomó hacia el noreste, pasando por tierras kurdas; subió hasta llegar a Kermanshah, y desde allí, comenzó su viaje de conocimiento, aventuras y desventuras, que de todo hubo. Y poco a poco, intentó perfilar un relato para el Pin del Pas (don Borondón, Juan Bravo, Boris G., el Babilonio, el Antiguo) y todos los que un día se encontró Lamurrúss en otro viaje, el que la llevó hasta "El paraíso de las islas": otra historia de reflexión y fronteras.
Lamurrúss se tomó un respiro en aquella chayjana caída del cielo...
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ResponderEliminarprueba primera para que no me haga más faenas...
ResponderEliminarFemeninas puertas y ventanales, doncellas y damas elegantísimas, masculinos minaretes y fieras felinas o leones, imágenes de viaje de conocimiento y de contactos de juventud veinteañera y animosa e insaciable en su curiosidad... La Murrús por el Oriente continental y estepario, mientras el Pin del Pas andaba por los tugurios o intersticios de nomadeo de otra ciudad del interior esteparia... Avisos para historias verdaderas a la espera de amanuense o escribano del paraíso de las islas que la transcriba o escriba...
ResponderEliminarY así se fueron entretejiendo, poco a poco, y por múltiples rutas las historias de El paraíso de las islas y del/los amanuense/s que las escribieron y/o reinventaron para los Totes, Tutifrutis, Rincontes y Cortaos Bakalaeros, y todos los jóvenes que entonces ya soñaban por las tierras de Oriente con sociedades más justas y gobiernos menos corruptos. Sí, querido Ali Calabrés, para todos ellos quedan estos retazos de vida. Gracias por tus bellísimas palabras, por tu generosidad y sabiduría, y por esas islas más al sur del sur, y siempre al Oriente, hacia donde baila el sol.
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